“You Saved Me Ten Years”/“Me ahorraste diez años”
- Chan Park
- 12 minutes ago
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Tango Zen Journal – November 7, 2025
“You Saved Me Ten Years”
A dancer’s words from the Tango Immersion in Buenos Aires
“Me ahorraste diez años”
Palabras de una bailarina tras su inmersión en el tango en Buenos Aires Leer en Español
Virginie, originally from France and now based in Tulsa, Oklahoma, arrived in Buenos Aires on October 21, just before the world premiere of Tango Zen: Returning to Tradition. Like many tango dancers, she came with the desire to experience something deeper—something she hadn’t found anywhere else. A more authentic connection. A way of living tango as a state of being, not just a dance.
She had reached out weeks earlier, referred by Karenna and Mark, organizers of my past workshops in Tulsa. After our first Zoom call, she immediately bought her ticket. She knew what she was seeking. And I knew I could guide her.
She stayed for 12 days. Each one carefully designed around the Tango Immersion experience: private lessons, guided milonga visits, cultural orientation, and time for solo exploration. But most importantly, real integration—into the subtle emotional and energetic layers of tango culture in Buenos Aires.
Virginie was welcomed warmly by Cristina Diaz and Susana Mirosmik and spent her first few days with Susana, who helped ease her into the flow of Buenos Aires. Soon after, she began attending milongas with me. I introduced her to the ones I personally frequent—milongas that aren’t tourist-facing, but rooted in local tradition. These nights became a mirror, showing us what was working, what wasn’t, and where her energy met resistance.
Virginie has decades of movement experience, including in international folk dance. But as in many tango journeys, that experience came with unconscious habits—some beautiful, some limiting. Through our lessons, we worked not just to refine technique, but to clear the energetic blockages that prevented full connection. This wasn’t about learning more. It was about letting go.
Sometimes we danced. Sometimes we talked for hours after the milonga. Sometimes we walked the city and let silence do the work.
She navigated the city beautifully—visiting neighborhoods, going to cafés, making friends (many of them locals), tasting the texture of life here. Her transformation wasn’t just in the dance—it was everywhere.
On her last day, November 2, before flying home, she looked at me and said:
“You saved me at least 10 years.”
Ten years of wandering. Of collecting conflicting methods. Of trying to decode the unspoken culture of tango alone.
And she added:
“I’ve changed. As a dancer—and as a person. And I will come back.”
That’s the heart of the Tango Immersion Program. It’s not a tour. It’s not a class. It’s a lived experience. A cultural and personal exchange. A transmission that happens in the embrace, in the mirada, in shared silence. Not taught—but absorbed.
Virginie’s story is just one example. But her words echo what others have felt—and said—after going through Tango Zen.
And if this calls to you, let’s talk.
We’ll start with a conversation. The rest… unfolds.
Abrazo Milonguero,
Chan
Note: This video clip was filmed at El Maipu Milonga, organized by Diana Coven at Lo de Celia, every Tuesday.
Please pay attention to the energy and atmosphere in this milonga. Notice how everyone dances with the music—how they feel it, flow with it, and move in resonance with each other.
In moments like this, I believe a shared energy field is created. A resonance forms in the space.
It’s what compelled me to grab my camera and capture it.
I hope you can feel it too.
—Chan
🌍 Online Screening – Tango Zen: Returning to Tradition
After the successful in-person premiere in Buenos Aires, now comes the chance to watch the film from anywhere in the world. A rare opportunity to discover the hidden tradition of tango through this powerful documentary.
🗓 Date & Time: November 12, 2025, 7 PM ART (GMT-3)
💻 Platform: Online via Zoom (link sent after registration & payment)
🎟 Admission: US$ 6
🎬 Includes: Film screening + 30-minute Live Q&A with Chan Park
🗣 Language: English with English subtitles (Q&A in English)
“Me ahorraste diez años”
Palabras de una bailarina tras su inmersión en el tango en Buenos Aires
Virginie, originaria de Francia y actualmente radicada en Tulsa, Oklahoma, llegó a Buenos Aires el 21 de octubre, justo antes del estreno mundial de Tango Zen: Volver a la Tradición. Como muchos bailarines de tango, vino en busca de algo más profundo—algo que no había encontrado en ningún otro lugar. Una conexión más auténtica. Una forma de vivir el tango no solo como danza, sino como forma de ser.
Nos habíamos comunicado semanas antes, gracias a la recomendación de Karen y Mark, quienes organizaron mis talleres en Tulsa hace años. Después de nuestra primera charla por Zoom, Virginie compró su pasaje al día siguiente. Sabía bien lo que estaba buscando. Y yo también sabía que podía acompañarla.
Estuvo doce días. Cada jornada diseñada especialmente como parte del programa de Inmersión en Tango: clases privadas, salidas guiadas a milongas, orientación cultural y también tiempo para explorar la ciudad por su cuenta. Pero sobre todo, lo esencial: una verdadera integración a las capas sutiles, emocionales y energéticas de la cultura del tango en Buenos Aires.
Virginie fue recibida con calidez por Cristina y Susana, y pasó los primeros días con Susana, quien la ayudó a entrar en sintonía con el ritmo porteño. Muy pronto, empezó a acompañarme a las milongas. La llevé a aquellas que frecuento personalmente—no las turísticas, sino las de tradición local. Cada noche se convirtió en un espejo: lo que funcionaba, lo que no, y dónde su energía encontraba resistencia.
Virginie tiene décadas de experiencia en movimiento corporal, incluyendo danzas folklóricas internacionales. Pero como sucede con muchos recorridos en el tango, esa experiencia también venía con hábitos inconscientes—algunos hermosos, otros limitantes. En nuestras clases no solo trabajamos lo técnico, sino que limpiamos los bloqueos energéticos que impedían una conexión plena. No se trataba de aprender más, sino de soltar.
A veces bailábamos. A veces hablábamos durante horas después de la milonga. A veces simplemente caminábamos por la ciudad, dejando que el silencio hiciera su parte.
Virginie se movía por la ciudad con soltura—visitando barrios, yendo a cafés, haciendo amistades (muchas de ellas locales), saboreando la textura de la vida porteña. Su transformación no fue solo en la danza—fue en todo.
En su último día, el 2 de noviembre, antes de volver a casa, me miró y me dijo:
“Me ahorraste al menos diez años.”
Diez años de búsqueda. De acumular métodos contradictorios. De intentar, sola, descifrar la cultura no dicha del tango.
Y agregó:
“He cambiado. Como bailarina—y como persona. Y voy a volver.”
Ese es el corazón del Programa de Inmersión en Tango. No es un tour. No es una clase más. Es una vivencia. Un intercambio cultural y personal. Una transmisión que sucede en el abrazo, en la mirada, en el silencio compartido. No se enseña—se absorbe.
La historia de Virginie es solo un ejemplo. Pero sus palabras reflejan lo que muchos han sentido—y dicho—después de pasar por Tango Zen.
Y si esto te resuena, conversemos.
Empezamos con una charla. Lo demás… se va revelando.
Abrazo milonguero,
Chan
🎥 Nota:
Este video fue filmado en la Milonga El Maipú, organizada por Diana Coven en Lo de Celia, todos los martes.
Te invito a prestar atención a la energía y al ambiente en esta milonga. Fijate cómo todos bailan con la música: cómo la sienten, cómo fluyen con ella, cómo se mueven en sintonía.
Creo profundamente que, en momentos así, se forma una resonancia en el espacio. Una energía compartida que nos une y nos envuelve.
Eso fue lo que me impulsó a agarrar la cámara y capturar ese instante.
Ojalá también puedas sentirlo.


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