"Staying Connected – Reflections from the Advanced Retreat at Benediktushof" - 06/20/2025

Tango Zen Journal – June 20, 2025

"Staying Connected – Reflections from the Advanced Retreat at Benediktushof"

"Seguir conectados – Reflexiones del retiro avanzado en Benediktushof"

Last weekend, I had the pleasure of guiding an advanced Tango Zen retreat at Benediktushof. What made this gathering especially meaningful was that it wasn’t open to the public—it was only for those who had previously attended a Tango Zen workshop. In this case, 60% of the participants were returning from the October retreat at the same venue.

That struck me. Why did so many come back?

Looking deeper, I realized something simple but powerful: we stayed connected. Even after the October retreat, I continued to hold that group in my awareness. I often looked at their group photo, remembered the energy we shared, and kept a quiet, intentional thread of connection alive. I believe they felt that. And perhaps that’s part of why they returned.

This time, we had 22 people—including myself. Participants traveled from across Germany and beyond: a couple came from Brussels, another from a small island in Portugal, and one participant even flew in from Switzerland—nearly 700 kilometers. Many of them took time off from their weekday routines—Sunday to Tuesday is not a typical retreat schedule. But they made the commitment.

When I asked what brought them back, their responses touched me:

Connection. Presence. Flow. Surrender.

Those were the words that came up again and again.

Throughout the retreat, we focused deeply on the fifth Tango Zen principle: Intention is the energy that brings connection to life. It wasn’t just about practicing steps—it was about tuning into energy, opening the heart, and feeling resonance. We worked closely as a group, and something remarkable happened: they began to generate a powerful, collective field of energy. As they connected with each other, the intensity of the experience multiplied. It went far beyond what any one of us could have accessed alone.

I reminded them that dancing is ultimately about pleasure—a feeling of joy, of energy moving through us. The deeper the connection, the more we feel. That pleasure is not just physical. It’s emotional. Energetic. Spiritual. That message seemed to land.

Some moments made me smile:

The couple from Portugal invited me to visit their island—they want to start a Tango community there. Another couple from Germany is planning to host me in their hometown. These invitations aren’t just logistical—they reflect a sense of trust, resonance, and shared direction.

I feel grateful for their faith in this process and this path. Tango Zen is not just a method—it’s a journey we walk together. I’ll continue to support them, stay in touch, and help deepen their experience, whether here in Europe or perhaps someday in Buenos Aires.

It was a weekend of energy, connection, and joy. And above all, it was a reminder that the most lasting connections are the ones we nurture—with presence, with care, with intention.

With deep gratitude,

Chan

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El fin de semana pasado, tuve el placer de guiar un retiro avanzado de Tango Zen en Benediktushof. Este encuentro fue especial porque no era un taller abierto al público. Solo podían participar personas que ya habían asistido a un taller anterior de Tango Zen. En este caso, el 60% de los participantes había estado en el retiro de octubre en el mismo lugar.

Eso me hizo pensar: ¿por qué regresaron?

Al reflexionar, me di cuenta de algo sencillo pero poderoso: nos mantuvimos conectados. Después del retiro de octubre, seguí pensando en ese grupo. Miraba la foto grupal con frecuencia, recordaba la energía que compartimos, y mantenía ese hilo invisible de conexión. Creo que ellos lo sintieron. Y quizás por eso decidieron volver.

Esta vez fuimos 22 personas, incluyéndome a mí. Los participantes vinieron desde distintas partes de Alemania y de otros países. Una pareja vino desde Bruselas, otra desde una pequeña isla en Portugal, y una persona viajó desde Suiza—casi 700 kilómetros. Muchos tomaron días libres de sus trabajos o rutinas para asistir, ya que el retiro fue de domingo a martes. Eso muestra un fuerte compromiso.

Cuando les pregunté qué los había motivado a volver, sus respuestas me tocaron:

Conexión. Presencia. Fluidez. Rendición.

Fueron las palabras que más se repitieron.

Durante el retiro, trabajamos profundamente con el quinto principio de Tango Zen: La intención es la energía que da vida a la conexión. No se trataba solo de practicar movimientos, sino de abrir el corazón, sentir la energía y generar resonancia. Trabajamos intensamente como grupo, y ocurrió algo especial: comenzaron a crear un campo de energía colectivo muy fuerte. Al conectarse entre ellos, la intensidad de la experiencia creció mucho más de lo que podrían haber sentido por separado.

Les recordé que bailar es, en el fondo, una experiencia placentera—una alegría que se siente en el cuerpo y en el alma. Cuanto más profunda es la conexión, más placer se siente. Ese placer no es solo físico. Es emocional, energético, espiritual. Ese mensaje pareció llegarles.

Hubo momentos que me hicieron sonreír. Una pareja de Portugal me preguntó si estaría interesado en visitar su isla. Quieren comenzar una comunidad de tango allí y ahora están trabajando para organizar un taller conmigo. Les dije que sí. Otra pareja de Alemania también quiere llevar esta experiencia a su ciudad. Ellos planean hablar con un organizador local para hacerlo posible. Estas invitaciones no son solo asuntos logísticos—reflejan confianza, conexión y un camino compartido.

Me siento muy agradecido por la confianza que tienen en este proceso y en este camino. Tango Zen no es solo un método—es un viaje que caminamos juntos. Seguiré en contacto con ellos para apoyarlos y ayudarlos a profundizar en su experiencia, ya sea aquí en Europa o quizás algún día en Buenos Aires.

Fue un fin de semana lleno de energía, conexión y alegría. Y, sobre todo, fue un recordatorio de que las conexiones más duraderas son las que se cultivan con presencia, cuidado e intención.

Con mucha gratitud,

Chan

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